Paso 1.- Elegir la protección solar más adecuada

Lo primero es saber qué significa SPF: es el factor de protección (tiempo de exposición solar que estás protegida) y para calcularlo tienes que saber cuánto tiempo aguanta tu piel en el sol sin quemarte. Imagina que son 10 minutos, pues el número que acompaña el SPF por ejemplo el 50, te indica que tienes 500 minutos para estar en el sol. La cuenta para el cálculo sería el tiempo de exposición solar multiplicado por el número del SPF.

¿Ves que fácil? Como ves, todos los productos solares protegen igual y sólo cambia el tiempo de exposición.

También hay que tener en cuenta que en verano estamos expuestos a situaciones en las que el agua y sudor pueden hacer que nuestra protección se vaya perdiendo. Así que, aunque sean fórmulas de larga duración, tenemos que ir repitiendo la aplicación del protector solar tras alrededor de 40 minutos desde la primera vez que nos la pusimos.

De esta forma nos aseguramos de que no quemamos nuestra piel.

Y por supuesto, existen infinidad de fórmulas de productos solares: más ligeras, más untuosas, en spray o en gel.
Así que nuestra elección será en función de nuestras necesidades o gustos.

Paso 2.- Aplicación de la protección solar

Uno de los fallos más frecuentes es aplicar la protección cuando estamos ya en la playa o piscina. La protección necesita un tiempo para que se absorba y cumpla su función, por lo tanto, 30 minutos antes de salir debemos aplicarnos la crema protectora solar y ya estaremos listos para tomar el sol y disfrutar.

Podemos elegir una protección que sirva para todo el cuerpo, inclusive para la cara o escoger una específica para el rostro, que suelen ser más nutritivas y, además, incorporan tratamiento.
¡Vamos a aplicar la protección! Echamos crema en las palmas de las manos y vamos calentando el producto con ellas hasta que la textura se hace más ligera por el contacto con la piel y el calor que emite y ya vamos repartiendo el producto por la piel.

Recomendamos ir aplicando por zonas, piernas, torso y rostro. De esta forma no nos olvidaremos de ninguna parte. Tener especial cuidado en las zonas que son más delicadas, contorno de ojos, espalda, orejas, párpados y escote.

Y por supuesto no olvidarnos de proteger los labios, que por supuesto también se queman y puede provocar que la piel del labio esté desigual, levantada y deshidratada. Para ello usaremos un bálsamo que contenga protección solar.

Por último, no olvides el AFTER SUN. Te ayudará a conservar el bronceado conseguido y previene las quemaduras y la irritación en la piel.

Natura Bissé C+C Vitamin Bi-Phase Invisible Sunscreen SPF50

Natura Bissé C+C Vitamin Bi-Phase Invisible Sunscreen SPF50 es un protector bifásico que además de proteger la piel frente a la luz solar, consigue hidratarla intensamente dotándola de suavidad y elasticidad. Su alta cantidad de antioxidantes procedentes de la vitamina C mantienen la piel firmemente protegida, sana y con un aspecto inmejorable. Su textura fluida, refrescante e invisible aporta el máximo confort en su aplicación. Su fórmula es libre de gluten y apta para veganos.

Mesoestetic Mesoprotech Mineral Fluid SPF50

Si tu piel es sensible con tendencia a presentar irritaciones o necesita un cuidado intensivo tras un tratamiento, este protector solar facial de Mesoestetic puede ser una buena opción para ti. ¡Además es un potente antiedad!

Su exclusiva e intensiva fórmula incluye dos innovadores complejos que estimulan la síntesis de fibras de colágeno aportando elasticidad y firmeza a la piel a la vez que la mantienen totalmente protegida frente a todo tipo de radiación. Su textura ligera y fluida asegura una aplicación sencilla y confortable a la vez que añade un toque de color natural y universal que se adapta a cualquier tono de piel.

¡Esperamos que sigas nuestros consejos y cuides tu piel como se merece a la vez que disfrutas al máximo del verano!